Participantes de la cadena de valor del mortiño cuentan historias de transformación familiar y comunitaria

Más de 50 personas entre recolectores, investigadores, biólogos, representantes de entidades públicas, académicos, cooperación internacional y organizaciones asociadas a la colecta, investigación y uso sostenible del mortiño, se reunieron el 23 de julio en el auditorio del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), en Quito, para dialogar e intercambiar conocimientos en torno a este fruto silvestre nativo del Ecuador.

En esta iniciativa denominada El mortiño: una historia que contar, organizada por la Fundación Heifer Ecuador, en la ejecución del proyecto Bionegocios Ecuador, junto con el INABIO; los diversos participantes de la cadena de valor del mortiño contaron sus historias en tres módulos de charlas en las que se analizaron temáticas como la recolección y uso sostenible del fruto, el recurso biológico y genético, su localización y conservación, las políticas públicas para su uso y aprovechamiento, entre otras.

El director Ejecutivo del INABIO, Diego Inclán, al dar la bienvenida al evento destacó la importancia de generar estos espacios que permiten recuperar la memoria del mortiño, conocer la experiencia de las comunidades y valorar las tradiciones culturales, “el mortiño es un buen ejemplo para que exista justicia social”, dijo.

Ricardo Villavicencio, director de Biodiversidad del Ministerio de Agua, Ambiente y Transición Ecológica mencionó que el mortiño es una cadena de valor priorizada en el Libro Blanco de Bioeconomía, y al momento se están haciendo estudios e investigaciones para promover las iniciativas que lo usan de manera adecuada.

Para Rosa Rodríguez, directora país de la Fundación Heifer Ecuador, la articulación entre varios actores y los diálogos garantizan que las comunidades que viven de la agrobiodiversidad sean responsables de cuidarla también, y se construya país con una mirada de sostenibilidad.

En el primer módulo del conversatorio, representantes de las asociaciones de recolectores de Pinán, Topo Grande (Imbabura), San Miguel de Pilapuchín, Sigchos (Cotopaxi), y Salinas (Bolívar); narraron sus historias de vida sobre la colecta del mortiño que se realiza de manera manual y en ciertas épocas del año, un proceso que transmite un importante legado cultural, en el que participan todos los miembros de la familia, a través de buenas prácticas tradicionales que contribuyen a conservar esta especie.

Shayak Sisari Guaján, recolectora de la comunidad San Vicente de Topo Grande, Cotacachi (Imbabura), destacó el rol que cumplen las mujeres rurales en la colecta del fruto al ser guardianas de la naturaleza y replicar los conocimientos a las nuevas generaciones. “La recolección la hacemos en grupo porque es un momento para estar con la comunidad y la familia, caminamos hasta el páramo, contamos historias, y compartimos alimentos”. Sin embargo, considera que requieren capacitación para procesar productos con mortiño que les pemitan tener otras fuentes de ingreso.

El segundo y tercer grupo de charlas se centró en el mortiño como recurso biológico y en el aprovechamiento comercial del mortiño, existe un marco institucional, técnico y normativo, que implica una gran oportunidad para la colecta organizada.

Mauricio Velázquez, Ejecutivo Principal de la Dirección de Asesoramiento Técnico en Biodiversidad y Clima, de CAF- Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, manifestó que existe el compromiso de la institución para cubrir varias necesidades de emprendedores, empresas, crédito, capacitación y fortalecimiento, capital semilla para innovación, a través de fondos concursables, siempre que se cumplan los procedimientos de elegibilidad.

Como parte de la agenda, los asistentes pudieron conocer los productos que elaboran algunos bionegocios que usan el mortiño para alimentos, cosmética y medicina. Además, se realizó la degustación de bocaditos elaborados con este fruto nativo, y se presentaron algunas alternativas gastronómicas.

Este espacio evidenció la necesidad de establecer sinergias que permitan trabajar de manera articulada entre los distintos actores y encontrar estrategias como la instalación de una mesa técnica, o realizar un segundo encuentro, para hacer frente a las problemáticas en la conservación y aprovechamiento sostenible del mortiño. 

El proyecto Bionegocios Ecuador, del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica,  es ejecutado por  a Fundación Heifer Ecuador, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial – GEF, a través de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, como agencia de implementación. 

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 Redacción: Heifer Ecuador / Proyecto Bionegocios Ecuador

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